
malvinas 27 años después ¿qué estamos celebrando?
2 de abril: orgullo, dolor y preguntas sin respuesta para la memoria colectiva argentina
Ningún suceso de la historia reciente ha calado tan hondo en nuestra comunidad. ¿Se debe ir a una guerra, por justa que sea, con la democracia ausente? La sociedad civil aún no se pone de acuerdo sobre el significado de esta conmemoración, que aún nos divide.
Cabe preguntarse con qué autoridad se aborda aquí un asunto tan complejo y de perfiles tan lejanos del objeto central de esta publicación de contenidos comerciales y barriales. Pues bien, en esta publicación consideramos que vivir a 10 minutos del centro o ejercer el comercio, no dificulta el uso de la cabeza o del corazón. Los vecinos de Kuanip piensan y sienten como cualquiera, tienen sus puntos de vista y desean exponerlos, y hoy tienen con qué hacerlo: este periódico.
ara algunos, conmemorar el 2 de abril persiguela reivindicación de la acción bélico-política ejecutada por el "Proceso Militar" aspirando a la consecuente legitimación de aquel gobierno ilegal.
El 2 de abril también se recuerda a los soldados muertos y se homenajea a los que volvieron, quienes a su vez, son héroes para unos y mártires para otros y esta no es una diferencia menor; el primero concurre voluntariamente a su fatal destino, en cambio el otro muere por una decisión ajena.
No es sencillo tomar una posición coherente, que compagine nuestra noción de patria con la definición de justicia. Tampoco lo es sostener frente a los ex combatientes que la experiencia más significativa de su vida, no tuvo mayor valor que el de ofrecer una última chance a la banda de forajidos que deseaba perpetuarse en el poder.
Si es legítimo exigir a los ciudadanos que defiendan la soberanía territorial, aún con sus vidas, debería serlo respecto a otros valores republicanos tales como la Constitución Nacional.
Aquellos pibes que fueron al frente con 19 o 20 años, eran en su mayoría desinformados, y en los casos que tuvieran estudios, los realizaron en escuelas ideológicamente controladas por los militares desde 1976, es decir, desde sus 13 o 14 años hasta el día de la guerra y en el trayecto vivieron la exacerbación patriótica del Mundial de fútbol 1978, hábilmente manipulada por los militares en el poder. En consecuencia, el fortalecimiento de la noción de patria y de soberanía les fue configurado en ese revoltijo futbolero-marcial de fanfarrias y arengas albicelestes y consolidado en el frente de batalla. Se hicieron hombres de un día para otro bajo voces de mando militares.
Aquellos alegres muchachos de las chacras y de las fábricas, uniformados a los empujones, alentados con fervor por el pueblo y olvidados a su regreso, hoy se sienten más contenidos y comprendidos entre hombres de armas (la hermandad de la guerra es la más fuerte). Aquellas situaciones extremas compartidas, parecieran intransferibles fuera de ese núcleo,
A 26 años, se nos sigue induciendo a la vieja dicotomía: la reivinicación militarizante o las diversas formas de la indiferencia cuando los hechos fueron estos: El 2 de abril un presidente no electo por el pueblo decidió recuperar las Islas Malvinas, la comunidad argentina puso en funcionamiento todas sus pasiones apoyando el acto de diversos modos mientras en esas heladas tierras morían 650 chicos y otros mil caían heridos bajo un infierno de fuego, balas y gritos militares, vivenciando todo de un tirón: El miedo, el valor, el hambre, la solidaridad, la traición.
Muchos muchachos que volvieron hallaron un interesado amparo entre sus antiguos superiores, militares de carrera que siguen marcando el paso de sus ideas y acciones en la vida civil .
Aquella experiencia no debe quedar encerrada en los cuarteles. De aquellos sucesos, el duro aprendizaje de los colimbas es el fruto más valioso que heredamos. Los que regresaron son nuestra sangre, nuestros hermanos, tíos y padres. Debemos abrazarlos y ellos deben dejarse abrazar y perdonar nuestras torpezas como pueblo.◙
ara algunos, conmemorar el 2 de abril persiguela reivindicación de la acción bélico-política ejecutada por el "Proceso Militar" aspirando a la consecuente legitimación de aquel gobierno ilegal.
El 2 de abril también se recuerda a los soldados muertos y se homenajea a los que volvieron, quienes a su vez, son héroes para unos y mártires para otros y esta no es una diferencia menor; el primero concurre voluntariamente a su fatal destino, en cambio el otro muere por una decisión ajena.
No es sencillo tomar una posición coherente, que compagine nuestra noción de patria con la definición de justicia. Tampoco lo es sostener frente a los ex combatientes que la experiencia más significativa de su vida, no tuvo mayor valor que el de ofrecer una última chance a la banda de forajidos que deseaba perpetuarse en el poder.
Si es legítimo exigir a los ciudadanos que defiendan la soberanía territorial, aún con sus vidas, debería serlo respecto a otros valores republicanos tales como la Constitución Nacional.
Aquellos pibes que fueron al frente con 19 o 20 años, eran en su mayoría desinformados, y en los casos que tuvieran estudios, los realizaron en escuelas ideológicamente controladas por los militares desde 1976, es decir, desde sus 13 o 14 años hasta el día de la guerra y en el trayecto vivieron la exacerbación patriótica del Mundial de fútbol 1978, hábilmente manipulada por los militares en el poder. En consecuencia, el fortalecimiento de la noción de patria y de soberanía les fue configurado en ese revoltijo futbolero-marcial de fanfarrias y arengas albicelestes y consolidado en el frente de batalla. Se hicieron hombres de un día para otro bajo voces de mando militares.
Aquellos alegres muchachos de las chacras y de las fábricas, uniformados a los empujones, alentados con fervor por el pueblo y olvidados a su regreso, hoy se sienten más contenidos y comprendidos entre hombres de armas (la hermandad de la guerra es la más fuerte). Aquellas situaciones extremas compartidas, parecieran intransferibles fuera de ese núcleo,
A 26 años, se nos sigue induciendo a la vieja dicotomía: la reivinicación militarizante o las diversas formas de la indiferencia cuando los hechos fueron estos: El 2 de abril un presidente no electo por el pueblo decidió recuperar las Islas Malvinas, la comunidad argentina puso en funcionamiento todas sus pasiones apoyando el acto de diversos modos mientras en esas heladas tierras morían 650 chicos y otros mil caían heridos bajo un infierno de fuego, balas y gritos militares, vivenciando todo de un tirón: El miedo, el valor, el hambre, la solidaridad, la traición.
Muchos muchachos que volvieron hallaron un interesado amparo entre sus antiguos superiores, militares de carrera que siguen marcando el paso de sus ideas y acciones en la vida civil .
Aquella experiencia no debe quedar encerrada en los cuarteles. De aquellos sucesos, el duro aprendizaje de los colimbas es el fruto más valioso que heredamos. Los que regresaron son nuestra sangre, nuestros hermanos, tíos y padres. Debemos abrazarlos y ellos deben dejarse abrazar y perdonar nuestras torpezas como pueblo.◙
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