miércoles, 7 de abril de 2010

El piquete, invento argentino


Los argentinos no somos pródigos en inventos originales. Entre los que más han trascendido, ideamos la obsoleta gomina, la dactiloscopia, el colectivo, la picana eléctrica, la figura del detenido-desaparecido y, últimamente, el piquete bloqueador de calles, caminos y trenes. La humanidad podría haber prescindido de ellos, sin menoscabo de la civilización.
El piquete se origina en el ejercicio de derechos constitucionales: el de manifestarse y el de huelga. Como todo derecho, tienen un deber paralelo, el de respetar la libertad de los demás. Esta relación derecho-deber está olvidada o en desuso, probablemente por un efecto pendular derivado de los largos períodos dictatoriales o autoritarios en los que había deberes sin derechos. También el piquete resulta funcional a los actuales medios de comunicación. Una huelga, por sí sola, es ausencia, entonces nada hay para filmar, fotografiar o trasmitir. El piquete, que no necesita ser numeroso, en cambio, se activa con cánticos, palmadas, gritos y consignas, en cuanto se prende la cámara. Si esta no estuviera, aquel tampoco. Si la protesta es individual, hay que encadenarse a algo hasta que llegue la televisión...
Marcelo O`Connor

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