miércoles, 7 de abril de 2010

Malvinas, orgullo y dolor...


Para algunos, conmemorar el 2 de abril representa la reivindicación de la acción bélico-política ejecutada por el “Proceso Militar” aspirando a la consecuente legitimación de aquel gobierno ilegal.
El 2 de abril también se recuerda a los soldados muertos y se homenajea a los que volvieron, quienes a su vez, son héroes para unos y mártires para otros y esta no es una diferencia menor; el primero concurre voluntariamente a su fatal destino, en cambio el otro muere por una decisión ajena.
No es sencillo tomar una posición coherente, que compagine nuestra noción de patria con la definición de justicia. Tampoco lo es sostener frente a los ex combatientes que la experiencia más significativa de su vida, no tuvo mayor valor que el de ofrecer una última chance a la banda de forajidos que deseaba perpetuarse en el poder...
...Aquellos pibes  que fueron al frente con 19 o 20 años, eran en su mayoría desinformados, y en los casos que tuvieran estudios, los realizaron en escuelas ideológicamente controladas por los militares desde 1976, es decir, desde sus 13 o 14 años hasta el día de la guerra y en el trayecto vivieron la exacerbación patriótica del Mundial de fútbol 1978, hábilmente manipulada por los militares en el poder. En consecuencia, el fortalecimiento de la noción de patria y de soberanía les fue configurado en ese revoltijo futbolero-marcial de fanfarrias y arengas  albicelestes y consolidado en el frente de batalla. Se hicieron hombres de un día para otro bajo voces de mando militares...
Fernando Ariel Soto

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